martes, 12 de marzo de 2013

Cuando sea tarde.


Me estoy alejando de ti, con mi maleta llena de recuerdos, cuando te des vuelta y veas que hablas al vacío, te alegrarás, lo sé, pero son cosas que pasan, simplemente suceden y no hay que culpar a nadie, estoy caminando en círculos, tal y como me gusta, sin analizar sueños o emociones perdidas, sin mirarle a los ojos del destino para que me grite que estoy perdida y que a mi nada, ni nadie me espera, que debo fumar más, que debo hacer más cosas, que debo morir joven y aparentar que tengo muchas ganas de vivir, aún cuando esté lejos de esta carretera y sea tan improbable que me atropelle algún conocido…

Cuando sea tarde, cuando no haya estrellas ni oscuridad, recordarás que tienes mis llaves en el bolsillo izquierdo, irás a devolverlas, entrarás, verás el vacío y eso quedará en ti, es mejor no preguntar nada porque posibilita otra pregunta como respuesta, o quizás un “¿y usted?” que nadie quiere responder.

Habrán miles de kilómetros en el medio, habrán palomas y gaviotas volando, mas crímenes, más humanidad, más milagros, pero yo seguiré esperando a que algo suceda, algo que inspire y destruya todo a la vez, que me destruya de una vez por todas y de esa manera no tener que ver el vacío, no tener que regalar vacío sobrante.


El mundo seguirá con su movimiento infinito, miento, el mundo se cansará de todos, así como lo hizo de mí, lo demostrará y las cosas quedarán tal y como deben estar y después de estar una vida unidos, ya no quedara absolutamente nada en común.

domingo, 3 de marzo de 2013

También me quiero ir de este lugar.

Son respuestas tan sencillas a preguntas de suma importancia, tan complejas, en medio de todo tan banales, porque en ese mismo instante todo recupera su pseudo importancia, como si de ello dependiera nuestro bienestar, es que nadie pudo regresarme a mi statu quo, y duele, porque uno da tanto para que se quede en el olvido, bajo todo ese peso del polvo acumulado de años y años de sumisión, fracturándonos los huesos, las ideas y los sueños lustrosos que encerramos en cajitas, para que divididos nunca tomaran fuerza, para que olvidáramos todo aquello que nos importaba, todo aquello que alguna vez quisimos hacer, pero que frente a este muro, en donde incrustamos nuestra poca inocencia, se estrellaron nuestras ilusiones infantiles típicas de nuestra adolescencia, recuerdas cuando caminábamos bajo la lluvia? Cuando cantabas en voz bajita solo para mi? Yo ya no puedo recordarlo, mis notas mentales vienen y van, son luces del olvido, luciérnagas que se escaparon de nuestros bolsillos, vidrios que alguna vez hicieron sangrar nuestros pies, tanta historia perdida en algún cajón de tu casa, donde aún deben estar todas las cartas, las cenizas, las cajetillas de cigarrillos, las mentas, la pañoleta, los discos empolvados, las canciones que hacen que recuerden tus mechones sobre tu frente, el parque, dando vueltas nuestras cabezas, aunque la gente creía que estábamos mal, que eso eran drogas, o quizás alcohol, pero solo era euforia de encontrarnos una vez mas, de hacer ruido sin cesar, de intentar estallar los vidrios de tu casa con la música a tan alto volumen, cuando nos escondíamos días enteros, sin que nos diera el sol, alimentándonos de sueños y esperanza que empezaban a pudrirse, planes de viajes al país de los bohemios, para no tener que gastar en rituales sociales, para poder estrellar nuestras cabezas contra la pared y sacudir nuestra mente, así esa no fuera la forma mas adecuada, siempre tan literales, como la vez que gritaste sin parar, la vez que tomaste no se que pastilla para no despertar jamás, pero… despertaste, lo siento si no estaba en tus planes, por si creías que esto era una pesadilla porque solo te acompañaba yo, dejándote con inclinaciones hacia un lado por colgarme de tu hombro, pero me alegra tanto que despertaras, para seguir con esta pesadilla una noche más, por si consigues una pastilla, al menos consigas también una para mi, 
yo también me quiero ir de este lugar.