Nunca quise cambiarte, ¿por qué
habría de hacerlo cuando eras todo lo que yo quería? Esa redecilla de lamentos
por problemas que ahora sé son inexistentes, porque mi solidaridad me gritó que
debía ayudarte, que tu necesitabas de mí, tanto como yo necesitaba ser
escuchada y amada por primera vez en una juventud malgastada, en medio de la
tristeza suicida y sus consecuencias en la vejez, a pesar de ocultarte quien
soy y como siento las cosas, que así me haga la que resuelve todo a golpes, no
siempre funciona y es que yo misma no puedo derrotarme a golpes, yo no puedo
golpearte y sonreír cuando abras los ojos al ver que mis brazos tan delgados
contienen algo de fuerza, porque simplemente las cosas no salen tan bien como
en mi imaginación, porque mi cerebro trata de ser optimista pero la realidad me
devuelve a ese estado negativo, con una nubecita gris encima, con los
accidentes continuos y constantes, en mi cabello se enredan los lapiceros y a
ti nunca te causo tanta gracia como a los demás, creí que era seriedad o que
quizás esperabas que me peinara, me peiné y alise mis cabellos, a ti poco te
importa mi transparencia, a mi poco me importa tu inmadurez, no te importo
acompañarme, a mí me importo demasiado ya no estar sola, pero fue muy fuerte
notar que todo perece en su carácter subjetivo y lo que para mí era lo mejor
que podía estar pasando, a ti te bastó tres días para darme a entender que
sabes mentir, pero a mí me bastaron líneas para olvidar tu nombre y hay
momentos en que olvido que existes, así como tu hace rato lo hiciste, aun sin
despedirte.
Ya no entraba a bares sola, ni
siquiera entraba, así de tanta vida me quitaste, ya no podía pedir las
canciones de siempre, así me diera pena y nunca pusieran las más tristes, ya no
pude esperar la promesa de escuchar una de Fito e irme sin renegar porque tenía
música para el camino, música que me alegraba el corazón, tu solo pusiste en mi
banda sonora música aburrida que ahora sé eran señal de destino fatídico y mis
pensamientos eran falaces, al final tu resultaste ser tiempo perdido, y en el
fondo sé que puede que varios comprendan esta parte, pero puede también que no
me importe que sepan que tengo el ego herido y que eso duele, duelen los
pensamientos nunca expresados, por vergüenza y por temor, porque tengo la
valentía de admitir que me importa lo que piensen los poquitos que leerán esta
nota, pero sé que nada cambiará, no me darán felicidad, si me juzgan sé que
nunca me lo dirán y allí morirán también sus pensamientos.
Perdiste forma y yo nunca aprendí
a tutear, mentiste todo el tiempo, en cambio yo siempre fui tan
transparentemente complicada, tuve desde el principio tantas razones para
odiarte y aun hoy no lo consigo, pero en sí, ya no tiene sentido cuando sé que
nunca valdrás nada y que de poder, solo te querría para una cosa, aunque de
saber que tu sales ganando me desgasto y le subo un poquitico a la música para
que disperse el pensamiento negativo y concentrarme en el “todo estará bien,
esto se compone” frase que llevo repitiendo cerca de 8 años y caigo después de
mitad de año en la fantasía que es verdad, mientras veo como cada persona crece
y yo sigo pareciendo de 18 años, solo que menos, mucho menos eufórica, y que ya
boté mi pantalón roto, te hubiese encantando como era a los 15, pero sé que era
más selectiva y nunca hubieses encajado y aquello pudo haber sido perfecto.
Yo nunca creí en ese credo en el
que me iniciaste, que era puro y blanco, perfecto e inmenso, en cambio yo era
tan pequeña y sucia, yo sentía que no valía nada a tu lado, que era otra loca
con ideas raras creyendo que sabía de política y fue tan extraño saber que en
el fondo era tan perfecta a tu lado y que tu debías llamarte imperfección, que
te eliminé fácilmente de mi vida, porque hacía rato sin darme cuenta te habías
borrado y ya no quedaba rastro, solo mensajes tergiversados con tonalidades
optimistas, siempre me diste las señales correctas pero con mis ojitos miopes
llenos de amor a la vida te creí, hasta que todo por su peso cayó y no me has
querido creer desde antes de conocernos, sabes que no está en mi política decir
mentiras, pero le tienes tanto miedo a creerme, le tienes tanta pereza a verme,
me tienes tanto asco y odio y yo no entiendo por qué no es al revés.
Creí en algún punto que todo era
pánico, sudor de miedo, que los errores eran gajes del oficio, que era el
precio a pagar por la costumbre a estar sola, por nunca escuchar cosas bonitas
y yo que creían eran sinceras, ahora quiero decir y comprender, además de
grabarme que era por necesidad, por no estar sola, por tener algo que hacer,
por no pensar solo en derecho, por sonreír sinceramente alguna vez, conocí una
faceta nueva para mí, a ti no te gustó, pero a mí tampoco.
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