miércoles, 10 de septiembre de 2014

"Quiero que comprendas"

Nunca quise cambiarte, ¿por qué habría de hacerlo cuando eras todo lo que yo quería? Esa redecilla de lamentos por problemas que ahora sé son inexistentes, porque mi solidaridad me gritó que debía ayudarte, que tu necesitabas de mí, tanto como yo necesitaba ser escuchada y amada por primera vez en una juventud malgastada, en medio de la tristeza suicida y sus consecuencias en la vejez, a pesar de ocultarte quien soy y como siento las cosas, que así me haga la que resuelve todo a golpes, no siempre funciona y es que yo misma no puedo derrotarme a golpes, yo no puedo golpearte y sonreír cuando abras los ojos al ver que mis brazos tan delgados contienen algo de fuerza, porque simplemente las cosas no salen tan bien como en mi imaginación, porque mi cerebro trata de ser optimista pero la realidad me devuelve a ese estado negativo, con una nubecita gris encima, con los accidentes continuos y constantes, en mi cabello se enredan los lapiceros y a ti nunca te causo tanta gracia como a los demás, creí que era seriedad o que quizás esperabas que me peinara, me peiné y alise mis cabellos, a ti poco te importa mi transparencia, a mi poco me importa tu inmadurez, no te importo acompañarme, a mí me importo demasiado ya no estar sola, pero fue muy fuerte notar que todo perece en su carácter subjetivo y lo que para mí era lo mejor que podía estar pasando, a ti te bastó tres días para darme a entender que sabes mentir, pero a mí me bastaron líneas para olvidar tu nombre y hay momentos en que olvido que existes, así como tu hace rato lo hiciste, aun sin despedirte.

Ya no entraba a bares sola, ni siquiera entraba, así de tanta vida me quitaste, ya no podía pedir las canciones de siempre, así me diera pena y nunca pusieran las más tristes, ya no pude esperar la promesa de escuchar una de Fito e irme sin renegar porque tenía música para el camino, música que me alegraba el corazón, tu solo pusiste en mi banda sonora música aburrida que ahora sé eran señal de destino fatídico y mis pensamientos eran falaces, al final tu resultaste ser tiempo perdido, y en el fondo sé que puede que varios comprendan esta parte, pero puede también que no me importe que sepan que tengo el ego herido y que eso duele, duelen los pensamientos nunca expresados, por vergüenza y por temor, porque tengo la valentía de admitir que me importa lo que piensen los poquitos que leerán esta nota, pero sé que nada cambiará, no me darán felicidad, si me juzgan sé que nunca me lo dirán y allí morirán también sus pensamientos.

Perdiste forma y yo nunca aprendí a tutear, mentiste todo el tiempo, en cambio yo siempre fui tan transparentemente complicada, tuve desde el principio tantas razones para odiarte y aun hoy no lo consigo, pero en sí, ya no tiene sentido cuando sé que nunca valdrás nada y que de poder, solo te querría para una cosa, aunque de saber que tu sales ganando me desgasto y le subo un poquitico a la música para que disperse el pensamiento negativo y concentrarme en el “todo estará bien, esto se compone” frase que llevo repitiendo cerca de 8 años y caigo después de mitad de año en la fantasía que es verdad, mientras veo como cada persona crece y yo sigo pareciendo de 18 años, solo que menos, mucho menos eufórica, y que ya boté mi pantalón roto, te hubiese encantando como era a los 15, pero sé que era más selectiva y nunca hubieses encajado y aquello pudo haber sido perfecto.

Yo nunca creí en ese credo en el que me iniciaste, que era puro y blanco, perfecto e inmenso, en cambio yo era tan pequeña y sucia, yo sentía que no valía nada a tu lado, que era otra loca con ideas raras creyendo que sabía de política y fue tan extraño saber que en el fondo era tan perfecta a tu lado y que tu debías llamarte imperfección, que te eliminé fácilmente de mi vida, porque hacía rato sin darme cuenta te habías borrado y ya no quedaba rastro, solo mensajes tergiversados con tonalidades optimistas, siempre me diste las señales correctas pero con mis ojitos miopes llenos de amor a la vida te creí, hasta que todo por su peso cayó y no me has querido creer desde antes de conocernos, sabes que no está en mi política decir mentiras, pero le tienes tanto miedo a creerme, le tienes tanta pereza a verme, me tienes tanto asco y odio y yo no entiendo por qué no es al revés.


Creí en algún punto que todo era pánico, sudor de miedo, que los errores eran gajes del oficio, que era el precio a pagar por la costumbre a estar sola, por nunca escuchar cosas bonitas y yo que creían eran sinceras, ahora quiero decir y comprender, además de grabarme que era por necesidad, por no estar sola, por tener algo que hacer, por no pensar solo en derecho, por sonreír sinceramente alguna vez, conocí una faceta nueva para mí, a ti no te gustó, pero a mí tampoco.

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