Sí, yo se que se siente,
cuando alguien le pega un mordisco a su alma y uno cree que es de esos
mordiscos de pura coquetería, que son esos mordiscos que incitan a algo más,
pero no es así, a la larga, terminan siendo un mordisco que pudre, que arranca
el pedazo, que envenena de a poquitos, entonces uno no sabe qué pasó con esa
partecita tan vital que ya no está, porque uno queda incompleto, existe la
posibilidad de regenerar, pero quedará marca y uno no quiere marcas ni
cicatrices, quiere perfección, quiere un alma lisa y completa, aunque ya no es
posible, porque todos saben qué pasa, entonces vienen consideraciones vacías,
nadie entiende, nadie comprende y todos se quejan, es que nadie sana de
repente, uno necesita desprenderse de eso malo, para no morirse envenenado,
para poder valer un poquito, porque ya nada es como antes e igual no importa,
uno está ahí sentado o acostado, mirando hacia ningún lugar, auto flagelándose
porque no se sabe cómo ni cuándo ocurrió tanta cosa tan dañina, porque nadie
pudo prever todo eso, porque uno tiene como diez sacos de dudas que desea
resolver, pero no tiene nadie que le resuelva las dudas, es que igual nadie
tiene porque sacarlo a uno de la ignorancia en la que uno mismo decidió entrar,
sabiendo que todo iba a salir mal, se toma el peor camino, porque esas
decisiones incorrectas a pesar de generar dudas uno cree que es lo mejor que le
ha pasado en la vida, porque toda decisión incorrecta se disfraza de felicidad
y para uno no vale explicación en un sentido contrario, no, para uno no vale
nada, sino ese par de ojos, esa mirada, ese brillo falso, esa mirada postiza, a
uno no le importa lo que los demás piensen, a uno solo le interesa hacer feliz
a alguien, a alguien que no es uno mismo y ahí todo empieza a destruirse, como
si alguien más pudiese tener mayor valor que uno en su propia vida, entonces al
final uno no vale para nadie, ni para uno mismo, ahí se da cuenta que merece
cada cosa horrible que le ha pasado, entonces quiere sanar, liberarse y cada
cosa que aparece le recuerda a esa persona, las cosas buenas y las malas, que
al final no se diferencian, porque uno termina queriendo ambas cosas por igual,
como si las cosas malas a la larga fueran buenas y las buenas a veces malas,
nada importa, solo queda ese silencio, pero hay mucho ruido en la cabeza, una
mente que grita todo el tiempo, una mente que solo necesita desaciertos y actos
insensatos, fabricar más recuerdos, porque los que ya tiene no le son
suficientes, necesita más imágenes de esa persona caminando en ropa interior
con toda la confianza del caso, necesita más notas de voz, necesita tener
fiebre para soñarlo, porque de esa forma se revive la falsedad de ciertos
hechos, entonces uno corre a escribir, como para no acabar todo de un ataque de
histeria y rabia, para no arrojarse por una ventana, porque uno está ahí vacío
y solo, mientras uno sospecha que está con alguien y que muy seguramente le
hará lo mismo que a uno, ojalá, porque sería muchísimo peor, que después de aguantarse
todo lo que uno quiso aguantarse, llegue alguien más a recibir todo por lo que
uno luchó, alguien más que no sé si merece o no merece, alguien ajeno a ese
sufrimiento, a esa tenacidad, ese esfuerzo, todo eso que lo dejó a uno vacío y
desorientado, pero nada, uno debe seguir, fingiendo felicidad, como si la cosa
fuera de felicidad, si uno quiere estar triste no le veo problema, al final hay
cosas peores que ocurren y que le han ocurrido, porque uno ya piensa en clave
de desigualdad, de recuerdos que uno no sabe si los está inventando o en serio
sucedió algo así, uno ya no sabe nada, de nadie.
TODO lo que siento está aquí...
ResponderEliminarGracias por volver querida Ana María :)